tendencias culturales
Casa Los Molinos en Chile / RUIZSOLAR Arquitectos
Casa Los Molinos / RUIZSOLAR Arquitectos
Visto en www.plataformaarquitectura.cl/.
Trans-Hitos, la muestra de cerámica en Cevisama 2017
La muestra de cerámica para arquitectura e interiorismo Trans-Hitos presenta en Cevisama, del 20 al 24 de febrero de 2017, nuevas e impactantes propuestas de aplicación de la cerámica que en esta edición se agruparán bajo el lema Inter-Acciones.
“La interacción, entendida como una relación recíproca, viene a expresar muy bien lo que queremos transmitir a través de la exposición Trans-hitos que es, precisamente, cómo nos relacionamos con la cerámica y de qué manera este material evoluciona y adopta, a su vez, nuevas formas y funciones acordes con los cambios en la sociedad y en las personas. Por ejemplo, a través de su aplicación en tecnologías de vanguardia como la impresión 3D; decoraciones en inkjet con tintas funcionales; aplicaciones urbanísticas en proyectos singulares; presencia en calles, plazas, parques de la ciudad a través de juegos y mobiliario urbano, etc., provocando nuevas interacciones que no dejan de sorprendernos. También interacciones fruto de las propias relaciones que buscamos con profesionales de distintas disciplinas para que aporten sus diversos enfoques, a fin de que la suma de todos logre influenciar el impulso de proyectos realmente novedosos”, han explicado desde el ITC.
Así, en esta nueva edición de Trans-Hitos los visitantes de Cevisama 2017, a lo largo de más de 600 m2 en la entrada principal del recinto de Feria Valencia (nivel 2, cruce de pabellones) podrán “inter-accionar” con los espacios creados por la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard (EEUU), que en colaboración con el ITC está trabajando en una propuesta de cerámica en 3D; con el proyecto “Esencia”, de los arquitectos Sergio Alfonso y Vicente Picó, ganadores del concurso convocado por Cevisama, ASCER y el ITC, además de los proyectos premiados en la decimoquinta edición de los Premios de Cerámica organizados por ASCER, sin olvidar los proyectos de los alumnos de la Red de Cátedras de Cerámica también impulsada por ASCER.
Trans-Hitos 2017 “Inter-acciones” está promovida por Cevisama con la colaboración de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER), mientras que su diseño, ejecución y coordinación corre a cargo del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC).
Visto en: Cevisama.
San Martino / Govaert & Vanhoutte Architects
- Arquitectos: Govaert & Vanhoutte Architects
-
Ubicación: Nevele, Bélgica
-
Año Proyecto: 2011
-
Fotografías: Martine Neirynck
San Martino es una casa de moda que diseña varias marcas de ropa, desarrolla colecciones y organiza la logística hacia tiendas de ropa especializadas, dentro y fuera de la frontera con Bélgica. La planta baja del edificio contiene un espacio para las oficinas de la administración y desarrollo, dos salas de exposición, un área de despacho y un hangar para el almacenamiento. En la primera planta hay un tercer showroom con espacio para el almacenamiento y una serie de espacios multifuncionales para la celebración de recepciones, reuniones con los clientes, el desarrollo de las colecciones, etc Los espacios abiertos en el primer piso se organizan alrededor de un patio central, Todo lo que abarca la posibilidad de nuevas funciones hacia el futuro.
La naturaleza compacta del edificio, el uso excesivo del aislamiento, el bloqueo del sol mediante el uso de marquesinas y losas de hormigón verticales, calefacción y ventilación de bajo consumo energético y el diseño de iluminación contribuyen al hecho de que se trata de un edificio CO2 neutro.
Sentado en la esquina del recinto, el edificio está dirigido hacia la calle de acceso, así como hacia el camino de entrada del complejo.
Hacia el camino de acceso, el edificio es totalmente transparente, lo que permite un contacto visual con el exterior y permitiendo que el máximo de luz posible interactúe con el espacio de oficina en la planta baja, y las áreas multifuncionales en el primer piso. La planta baja está inclinada hacia el primer piso para evitar que el sol del sur caliente el espacio de la oficina.
El lado del edificio tiene un carácter semi-transparente, permitiendo sólo un vislumbre desde los showrooms detrás. Una serie de losas de hormigón forman la piel de una fachada de vidrio más profunda. Entre el camino de acceso y la pared fragmentada, un amortiguador compuesto de árboles misceláneos incorpora el edificio en su entorno. La pared fragmentada es de hecho una proyección de esta formación de árbol. Al acercarse al edificio desde el camino de acceso, se observan en la piel de hormigón los mismos patrones de los diversos árboles en frente. Este principio se refiere a las técnicas que se están aplicando para el desarrollo de nuevas texturas y patrones en la moda.
Tendencias decorativas para el 2017
Se destaca el verde “greenery”, las lámparas que apelan a la naturaleza y el arte
Termina un año cargado de novedades decorativas que se activarán con fuerza en 2017. Colores y propuestas que harán de nuestro hogar un lugar nuevo.
Pantone y sus colores parece que son los que marcan la tendencia para recordar que nuestra casa puede tener un aire nuevo con el cambio de estación y descubrir que siempre se puede hacer con pequeños detalles.
Ahora que el cambio climático pesa sobre nosotros, esta firma propone como color para 2017 el verde “greenery”, “un tono refrescantes y revitalizante que simboliza nuevos comienzos”, comentan desde la firma Pantone.
“Es el color neutral de la naturaleza”, explican, un tono chispeante, que evoca los primeros días de la primavera, cuando los verdes de la naturaleza “reviven, se renuevan y se recuperan”.
El color del año Pantone es una expresión de una selección simbólica de colores, que hace la firma como si de una fotografía de color se tratara y que tiene que ver con lo que pasa “ante nuestros ojos”, en nuestra cultura global, que sirve como expresión de un estado de ánimo y una actitud.
“El Pantone ‘greenery’ está definido como color neutro de la naturaleza, es un tono versátil y transestacional que se presta a muchas combinaciones cromáticas. Se asocia con tonos neutros, brillantes, intensos, pasteles y metálicos”, dice Leatrice Eiseman, directora ejecutiva de Pantone Color Institute.
Arte en el hogar
El interiorista Lorenzo Castillo apuesta por el arte para dar vida al hogar. “Las piezas de arte y antigüedades dan alma a las casas”, y asegura que aportan un sentido “intelectual, muy interesante. Sin ellas están vacías, no tienen una historia que contar”, asevera al apuntar las tendencias para el hogar de 2017.
Castillo considera que en la decoración de todo tipo de viviendas lo fundamental es crear espacios polivalentes. “Son una respuesta para optimizar el espacio”, indica y añade que ve en ellos la consolidación de una tendencia.
“Utilizar una misma habitación para varios usos, además de muy práctico, puede ser muy estético”, asegura el interiorista que desvela que es algo que él lleva haciendo hace años, “por ejemplo comedores que son, al mismo tiempo, bibliotecas”.
Dormitorio “vintage”
Rafael Bermejo, editor jefe del portal de diseño del hogar Houzz.es, asegura que en la decoración del dormitorio seguirá la tendencia “vintage” y “tendrán cada vez más protagonismo los cabeceros de cama tipo chester, almohadilladas con botones y tapizados en piel o telas de colores cálidos, dejando atrás el estilo minimalista o clásico dúo blanco y negro”. Bermejo confirma que la moda de las cocinas abiertas es una realidad imparable. “Se acabó el espacio cerrado y aislado del resto de la casa”.
La cocina es un ambiente social cuya incorporación al resto de espacios de la vivienda es “definitiva” y no responde “nada más que a un estilo de vida contemporáneo en el que todo se comparte más”, indica.
En los complementos, Bermejo apunta que el color rosado suave del cobre se complementa con el brillo del metal, dando un toque elegante y chic con solo un objeto, como pueden ser las lámparas.
La luz y las lámparas
Precisamente, la luz como objeto “vivo” en 2017 ya no es algo “puramente funcional”, advierte Raquel Oliva, vicepresidenta de Oliva Iluminación.
“Las lámparas decorativas jugarán con la luz directa e indirecta y la novedad será buscar la exclusividad con la customización y personalización en luminarias, con el objetivo de tener iconos de diseño industrial inéditos”, señala Oliva.
Desde la firma de iluminación también miran hacia la naturaleza y apuntan como tendencia artesanal, “las materias vivas, materiales nobles como el metal (oro mate) y la piedra (cuarzo y mármol), que estarán muy presentes”, indica Oliva.
La temperatura extra cálida en los LED se irá controlando también y, para pequeños detalles, se empezarán a utilizar los focos de recorte o “de carril”.
“Antes eran piezas recurrentes en museos y tiendas, ahora entran en los hogares para resaltar algún mueble, obra de arte, o pintura sobre la pared”, matiza Raquel Oliva.
Bienal Iberoamericana, argumentos transatlánticos
La X Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) que se celebra en São Paulo ofrece una buena oportunidad para reflexionar y hacer visibles las continuidades disciplinares entre dos continentes. El título, Desplazamientos, da la clave.
São Paulo es una megalópolis amnésica, con su centro tomado por pixadores y el perfil hendido de torres improbables. Ese caos también alberga algunas de las obras más destacadas de la arquitectura (brasileña) del siglo XX: Oscar Niemeyer, João Batista Vilanova Artigas, Lina Bo Bardi, Rino Levi o Paulo Mendes da Rocha han dejado allí huellas sutiles o brutales, cuando no ambas cosas a la vez. Pudiera pensarse que la rotundidad o el descomunal tamaño de sus edificios son recursos de la arquitectura para imponerse a tal entorno, pero otra perspectiva, menos optimista, habla de una derrota: la de una ciudad que ya solo es capaz de expresarse a través de espásticas genialidades. De ahí que resulte tan paradójico como adecuado que sea en São Paulo -y, en una pieza de Niemeyer, el Auditorio de Ibirapuera- donde haya iniciado su andadura la X edición de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, comisariada por Ángela García de Paredes e Ignacio Pedrosa. Si existe ese frente por el que preguntaba este año la Bienal de Venecia, debe andar por aquí.
Precisamente Venecia (como Oslo o Lisboa) representa un tipo de Bienal/Trienal muy concreto: la que responde a una pregunta mediante investigaciones ex profeso. La X BIAU es, sin embargo, una retrospectiva que plantea un reto de otra especie: traducir su empírico recuento de obras y premios particulares a un concepto tan difuso como “arquitectura iberoamericana”. El interés por la arquitectura realizada en este territorio es evidente: en 2016, el Pritzker y la dirección de la mentada Bienal de Venecia han ido a parar a manos del chileno Alejandro Aravena; en este certamen el Pabellón de España se alzó con el León de Oro, y el Praemium Imperiale fue otorgado al brasileño Mendes da Rocha… Más allá de estos éxitos puntuales, es posible interpretar esta pujanza mediante diferentes escalas y conexiones, que saltan del detalle artesanal a estrategias globales. Como era previsible, la traslación entre continentes resulta más viable como estructura de pensamiento -lo que sería una lengua- que en la búsqueda de aspectos específicos -el lenguaje y sus modismos-.
El tópico vernáculo asociado a la arquitectura latinoamericana parece derivar de cierta fascinación por la construcción honesta y económica, una retórica que se ha trasladado desde la tecnología a la imagen. En la estética de ese trabajo con artesanos y materiales autóctonos (cerámica armada, tapial o bambú) se quiere observar, desde el Primer Mundo, una respuesta ética. Resulta un camino interesante, transitado por arquitectos como el paraguayo Solano Benítez o Jorge Ambrosi y Gabriela Etchegaray, todos con proyectos presentes en la BIAU. No obstante, parece necesario testar su idoneidad fuera de sus contextos de origen. Es precisamente en ese punto donde la interacción de nuestra geografía resulta valiosa. La aparición de proyectos como la adecuación del Convento de Santa María de los Reyes en Sevilla, de MGM Arquitectos, o la Casa 1014 en Barcelona, de H Arquitectes, demuestran que este tipo de prácticas es aún posible. Pero también que su adopción depende menos de la mímesis tectónica que de un compromiso con lo específico y el proceso de obra que resulta casi contracultural.
Este tipo de trasvases, más afectivos que literales, pueden testarse también en análisis macroescalares. Si desde estas latitudes se observa con interés la lucha de las ciudades latinoamericanas frente al gigantismo y la desigualdad social -la figura del brasileño Jaime Lerner, exalcalde de Curitiba, ha sido ampliamente glosada en nuestro continente-, Europa parece estar en condiciones de devolver un conocimiento menos inmediato, relacionado con las segundas oportunidades de su patrimonio natural y construido. Esta vía, que ha arrojado resultados paradigmáticos en esta orilla -el incuestionable de Madrid Río o, mucho más modesta, la recuperación del Caminito del Rey de Luis Machuca, en Málaga, galardonada en esta BIAU-, comienza a acumular casos de interés al otro lado del océano: en Colombia, la Empresa de servicios públicos de energía y aguas de Medellín ha llevado a cabo un plan para la recuperación de los terrenos de sus tanques y depósitos como parques urbanos, una actuación que no solo afecta a la calidad ambiental del entorno, sino también a la mejora de la seguridad ciudadana. En ambos lados, se trata de un recordatorio pertinente de la importancia de los poderes públicos en la reescritura de nuestro patrimonio natural y urbano: son los únicos agentes obligados a soslayar el rédito económico en pro del beneficio social.
Último apunte. Visualicen la escena: un conjunto de arquitectos recoge sus diplomas en Ibirapuera. Uno a uno, van subiendo al estrado y ofrendan -entre ellos, quienes suscriben- su premio a amigos, promotores, jefas, jurado… letanía más o menos previsible aderezada por educados aplausos. En uno de los turnos, sube al escenario Diana Herrera, de Taller Síntesis, y dedica, emocionada, el premio al pueblo colombiano de Vigía del Fuerte, donde ha construido su pequeño edificio educativo. Esta pequeña población, ubicada en la selva tropical del Departamento de Antioquía, ha votado en su inmensa mayoría a favor del acuerdo de paz con las FARC, opción perdedora en uno de esos referéndums-con-sorpresa tan propios del presente curso. La arquitectura es algo más y algo menos que una cosa de premio; se entrelaza con las vidas de la gente, y todo el mundo acaba de recordarlo de improviso.
Vía www.elcultural.com
Matt Emmett Premio Arcaid 2016
Matt Emmett gana el Premio Arcaid 2016 por la mejor fotografía de arquitectura del mundo.
La fotografía de Matt Emmett de East London Water Works Company en Finsbury Park, construido en 1868, fue escogida ganadora del Premio de Fotografía Arquitectónica Arcaid Images del 2016. Anunciado en el último día del World Architecture Festival (WAF) en Berlín, la imagen es la primera en ganar por una locación histórica como tema, y fue comparada con el trabajo de Piranesi.
Cada imagen finalista fue juzgada por los méritos de la fotografía en términos de composición, sentido de lugar, atmósfera y uso de la escala. Emmett recibió la mayor cantidad de puntos en cada categoría.
La amplitud de la fotografía arquitectónica fue increíble. Con su propia visión distintiva, los fotógrafos abren nuestros ojos por segunda vez y nos ayudarán a descubrir cosas que no habíamos contemplado anteriormente», comentó el jurado Ulrich Müller, arquitecto y director de Architektur Galerie Berlin.
Emmett recibirá USD 3.000 como premio. Todas las imágenes finalistas serán exhibidas en la próxima exhibición. ‘Building Images’ at Sto Werkstatt, Londres, en febrero de 2017.
Via Arcaid.
Chillida, el legado de un genio que nunca muere
Aunque el Museo Chillida Leku permanece cerrado al público desde hace seis años, la obra del escultor vasco se sigue exponiendo por todo el mundo. Desde Estados Unidos hasta Corea del Sur pasando por Polonia. El trabajo del escultor vasco que murió en 2002 aún atrae adeptos. Lo cuenta a FS su hijo Ignacio, también artista y responsable de la colección de la familia Chillida.
Junto a la entrada del antiguo caserío de Zabalaga, en las inmediaciones de Hernani, hay una monumental pieza del escultor vasco que llama la atención no sólo por su gran tamaño: 27 toneladas, nueve metros de altura. Poesía, espacio, vacío y silencio se concentran en ella y reciben al visitante del Chillida Leku. La obra tiene un título que resulta particularmente premonitorio: Buscando la luz. Tras años de negociaciones, y cuando todo parecía indicar que uno de los rincones artísticos más bellos e interesantes de España volvería a abrir sus puertas al público, la solución parece de nuevo lejana. El último capítulo de esta historia se produjo hace tan sólo unas semanas, cuando la Diputación de Guipúzcoa abandonó la negociación con el Gobierno vasco y los herederos del legado del artista alegando razones presupuestarias que hacían inviable, por su parte, la adquisición del emblemático espacio. Ignacio Chillida (San Sebastián, 1957), uno de los hijos del escultor, se remite al comunicado que la familia emitió tras la inesperada espantada de la diputación foral: respeto a la decisión de las autoridades y reiteración «de nuestro compromiso con la obra de Chillida».
De nuevo un impasse. Y llega, además, en plena celebración de la capitalidad cultural europea de San Sebastián. Si se repasan las hemerotecas, se observa que precisamente la reapertura del Chillida Leku, tras seis años de cierre, iba a ser uno de los platos fuertes de la celebración. No ha podido ser. Al menos por el momento. «Chillida seguirá siendo Chillida y Chillida Leku seguirá estando aquí, abierto para todo el que muestre interés en ir a verlo», añade su hijo Ignacio. En lo que va de 2016, al menos 6.000 personas han visitado el que fuera el sueño del autor de El Peine del Viento, por fin reabierto, este sí, tras un año de cierre. En el recinto se han celebrado numerosas actividades, desde cursos de verano universitarios, hasta conciertos y un reciente homenaje a Lorca. Meses pasados reunió a especialistas internacionales para abordar precisamente la gestión de museos y espacios culturales.
Conjunto de obras de Chillida, que viajan por todo el mundo desde Estados UNidos a Corea. ÁLVARO FELGUEROSO
-¿Y qué opinan los expertos en la materia sobre el hecho de que el Chillida Leku permanezca cerrado?
-Pues qué van a opinar, que es una barbaridad. Es una estupidez, pero las cosas no salen siempre como debieran. Pero como le digo, aunque sigue cerrado, sigue abierto. Todo aquel que muestre interés en ir a visitarlo, puede hacerlo si se pone en contacto con nosotros. En todo caso, es un tema mucho más complejo de lo que la gente se piensa. No es una cuestión de un gobierno o de otro gobierno, de una institución o de otra, ni de una cantidad u otra. Es un tema más complicado, tanto para ellos como para nosotros. En estos años, creo que todos hemos puesto mucho de nuestra parte. Es un tema complejo, muy complejo, y lo que tenemos entre manos no es cualquier cosa.
-Sin embargo, a veces se escucha, en relación con este asunto, que la familia ha sido un poco inflexible en estos años de conversaciones y negociaciones. ¿Qué opinión le merece a usted este comentario?
-De inflexibles nada, sólo que en ciertas cosas no tenemos margen de maniobra. Defendemos la obra de nuestro padre, y a este respecto, los baremos de responsabilidad no son flexibles, claro que no lo son y esto todo el mundo debería entenderlo. Es una cuestión de responsabilidad con su legado, de coherencia. Si esta exigencia alguien la entiende como inflexibilidad, pues entonces somos inflexibles, y no lo somos por deporte, sino porque no permitiremos que nadie juegue con la obra de Chillida, con su persona o con su pensamiento. Algunos lo pueden llamar inflexibilidad, nosotros coherencia.
Obras del escultor español que se pudieron ver en la Galería Cayón de Madrid. A la izquierda, la escultura de hierro Gure Aitaren Etxea (II versión VII) , de 1987. A la derecha, Elogio del vacio I de hierro, datada de 1975. ÁLVARO FELGUEROSO
Un lugar único
Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) adquirió la finca de Zabalaga en 1983 y fue inaugurada el 16 de septiembre de 2000. Su sueño era que la mayor parte de su obra no se dispersara. Sus jardines, especialmente hermosos, acogen nada menos que 40 esculturas de diferente tamaño. En ellos están enterrados el artista y su mujer. El 31 de diciembre de 2010 cerró sus puertas por problemas financieros. Fin de la utopía. Por el momento. Y pese a que el futuro del buque insignia del escultor cae de nuevo en un impasse, buscando la luz, 2016 está siendo un año interesante y fructífero para su obra. Paradojas del destino, una exposición de Chillida abrió el pasado mes de enero la actividad artística de la ciudad polaca de Wroclaw, que comparte con San Sebastián la capitalidad cultural europea. «Ha sido un proyecto complejo y muy interesante en torno a la música y las esculturas de mi padre, un enfoque novedoso en un espacio que planteó muchos retos pero que ha constituido todo un éxito», prosigue Ignacio.
Escultura de bronce, Forma, del artista Chillida, de 1948. ÁLVARO FELGUEROSO
-¿Cuántas exposiciones realizan más o menos cada año?
-Unas tres o cuatro. Nos llegan constantemente todo tipo de peticiones, pero naturalmente las estudiamos con detenimiento y colaboramos en las que nos parecen más interesantes o puedan realizar alguna aportación de relevancia. La ventaja es que somos muy rápidos y flexibles, no tenemos que someternos a las burocracias que sufren otros museos.
-Pese a las dimensiones de algunas obras, han estado tanto en Estados Unidos como en Asia en los últimos tiempos. ¿Cómo valora estas muestras internacionales recientes?
–Pilar Ordovás [galerista afincada en Londres] nos propuso realizar la gira por Estados Unidos y nos pareció una idea muy interesante, hacía falta que se viera obra de mi padre de gran tamaño en el país, pues había pasado mucho tiempo desde la última gran exposición. El asunto del mercado es importante, para nosotros también naturalmente, y se han vendido algunas esculturas, pero nos parecía más importante que las nuevas generaciones tuvieran contacto con el trabajo de Chillida. Ha sido un gran esfuerzo y parte de las piezas siguen todavía allí. Respecto a Corea, ha sido otro de los grandes éxitos internacionales. La familia propietaria de Samsung es una gran admiradora de la obra de mi padre y ha realizado cinco exposiciones durante un periodo de cinco meses en diferentes puntos del país, con una acogida excelente y unos montajes extraordinarios.
visto en expansion.com
El Museo de Málaga abre sus puertas
El Palacio de Aduanas, rehabilitado para albergar el museo, expone las colecciones del antiguo Museo de Bellas Artes y del Arqueológico Provincial. En total más de 17.000 obras que no se veían desde hace casi 20 años.
Málaga sigue avanzando en el propósito de convertirse en la capital andaluza del arte. Al Museo Picasso, al Museo Carmen Thyssen y al CAC de la ciudad se unió en 2015 una sede del Centre Pompidou, con una colección de casi un centenar de obras que recorren los siglos XX y XXI. A esta oferta se une ahora el Museo de Málaga, que abre este lunes con más de 17.000 piezas en el Palacio de la Aduana, tras un proyecto que se ha prolongado durante más de 10 años. Ahora, con el proyecto museístico completado, la pinacoteca cuenta con una museografía adaptada a todos los públicos que incide en su colección de piezas arqueológicas.
El Museo de Málaga, unión entre el antiguo Museo Provincial de Bellas Artes y el Arqueológico Provincial, cuenta con una colección arqueológica adquirida, en su mayoría, en yacimientos malagueños, que se ha ido configurando desde el siglo XIX. El edificio, rehabilitado para propiciar las condiciones de conservación idóneas, fue el seleccionado por la mayoría de opinión pública. De esta manera, el Palacio de la Aduana se recupera para la ciudad como museo con 18.402 metros cuadros que aportan las necesidades de un museo al mismo tiempo que ofrece las herramientas para acoger diferentes espacios en sus salas.
La colección permanente del espacio hace hincapié en la reflexión acerca de los momentos históricos de la provincia de Málaga. Las piezas crean el discurso expositivo narrando al espectador sus valores históricos y artísticos pero no se trata de un recorrido lineal. De hecho, los vacíos de la historia no se suplen con otras piezas sino que trata de dar respuesta a esas ausencias de la región a partir del trabajo desarrollado por la Junta de Andalucía en los últimos años. De hecho, las investigaciones que se han realizado en la última época han conferido un nuevo conocimiento de algunas piezas que se disponen por primera vez al público. Con el objetivo de unificar la colección arqueológica con la artística, el ámbito del arte se diferencia con un ambiente diferente que se adapta a sus necesidades particulares.
El recorrido arranca con 30 piezas de la Colección Loringiana de la que destaca la Dama de la Aduana. A partir de ahí el relato lo completan algunas cuevas prehistóricas de Málaga, su paisaje megalítico como manifestación funeraria de finales del Neolítico y de la Edad del Cobre o la lectura del primer asentamiento fenicio en la zona. Las investigaciones han determinado que las comunidades de finales de la Prehistoria convivieron con los fenicios que darían lugar a las comunidades ibéricas y que se puede observar en yacimientos como Los Castillejos de Alcorrín o en la necrópolis de la Noria, de la que destacan objetos de bronce.
Más adelante, Málaga sería conquistada por Roma pero ibéricos y fenicios convivirían en la zona durante un par de siglos. Algunas esculturas de piedra realizadas por artesanos locales, que representan temáticas romanas, ilustran este caso. Pero, la época romana llegaría a su fin y llegaría la islamización de Al-Andalus y desfilan hechos como la revuelta contra los Omeyas de Córdoba. También los hammudíes y los ziríes tuvieron su protagonismo en Al-Andalus llegando a declarar a Madina Málaga como heredera del Califato. Las excavaciones realizadas en las primeras décadas del siglo XX aportaron una espectacular colección arqueológica entre las que destacan las maderas y las cerámicas, junto a piezas en piedra o bronce. El eje de la importancia de la ciudad volvió a ser su puerto.
En cuanto a la colección de arte, el recorrido empieza con la explicación del cuadro Alegoría de la ciudad de Málaga y la presentación de la colección de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, que se convertiría después en el Museo de Bellas Artes de la ciudad. Hay una sección dedicada al paisaje del siglo XIX con obras de Manuel Criado, Emilio Ocón y José Gartner, a la profesionalidad del círculo malagueño de Muñoz Degraín. Destacan aquí las producciones de artistas como Joaquín Agrassot, Salvador Martínez Cubells, Emilio Salas, Domingo Marqués, Joaquín Sorolla o Ramón Casas. Moreno Carbonero, Enrique Simonet y Lombaro ponen el broche del arte de fin de siglo de la zona de Málaga. Como no, la vanguardia en Málaga iniciada con Picasso tiene su propia sección junto a José Moreno Villa. El recorrido artístico del Museo de Málaga culmina con su colección de dibujos, obra gráfica y objetos orgánicos que requieren un cuidado especial.
El museo que había reivindicado la ciudad de Málaga por fin abre sus puertas con una colección que se ha ido configurando durante los últimos años.
Nuevas adquisiciones en el MOMA
En diciembre de 1988, John Yau publicaba en Arts Magazine su artículo Por favor, esperen al lado del guardarropa. En él reflexionaba sobre uno de los hoy considerados cuadros estrella del MoMA —y una pintura emblemática de Wilfredo Lam—, La jungla entonces colgada en un pasillo cercano al guardarropa del museo neoyorquino. Pero quizás el texto no hablaba de la hegemonía cultural. Tal vez La jungla estaba en un pasillo porque nadie sabía dónde colocarla, con quién ponerla a dialogar.
Pese a todo, la relación del MoMA con el arte de América Latina ha estado ahí desde siempre, incluso desde los tiempos heroicos de Alfred Barr, quien programó la primera exposición de Rivera, clave junto con el proyecto de Vasconcelos para la política cultural estadounidense de los años 30 y hasta para las propuestas de Jackson Pollock, gran admirador de Orozco además.
La colección del MoMA cuenta, de hecho, con obras fundamentales de América Latina y, lo que es más importante, con piezas a través de las cuales dicho arte puede establecer un diálogo elocuente. Desde el propio Pollock hasta Mondrian, las conversaciones y antagonismos entre “grandes maestros y maestras” se propician brillantes. Ocurrió con la muestra del venezolano Reverón, cuyas líneas delicadas se hacían aún más intrigantes tan cerca de Pollock. Y sucede desde hace poco el Broadway Boogie-Woogie de Mondrian: a su lado aparece ahora un trabajo de la artista brasileña Maria Martins, quien donó al museo el óleo del holandés. No está mal como estrategia: quien vaya a ver el Mondrian —todos los visitantes del MoMA— se dará de bruces con Martins. América Latina va dejando poco y poco —y no sin cierto esfuerzo— el pasillo al lado del guardarropa para llenar con paso firme las salas del primer museo de arte contemporáneo del mundo, donde clásicos como Lygia Clark o Torres García, ambas muestras comisariadas por Luis Pérez Oramas, se leen de pronto de otra manera por el simple hecho de compartir espacios contiguos con clásicos de las vanguardias europeas y norteamericanas.
Quizás esta combinación privilegiada de buenas piezas de arte de América Latina en la colección y obras fundamentales con las que éstas pueden establecer un diálogo fructífero, es la que ha decidido a la coleccionista y mecenas Patricia Phelps de Cisneros a donar más de 100 obras al museo neoyorquino. Aunque no es sólo la cantidad de piezas, sino de la calidad de las mismas. Entre la piezas donadas están las obras emblemáticas de la joya de la corona, la parte más sólida de su colección: el arte moderno de los 40 y 50. Esa parte de la colección desvela más que ninguna el rigor, la perspicacia y la pericia del ojo de Patricia Phelps de Cisneros, que lleva más de cuarenta años atesorando piezas. Y, muestra, además, sus fabulosas dotes de estratega al comprar a buen precio, cuando pocos intuían aún lo valioso de Gego, Willys de Castro, Otero, Soto…
Son esas mismas dotes de estratega, sumadas a su extrema generosidad —ha arrancado casi algunas obras de las paredes de su propia casa con el fin de que otros puedan gozar de ellas—, las que han trazado su misión y preocupación a lo largo el tiempo: visibilizar el arte de América Latina. Y ha sido quizás esa misma preocupación y su buen conocimiento del arte de América Latina la que la ha llevado a tomar la decisión de donar las piezas, en lugar de abrir su propia fundación, donde se hubieran sostenido solas al tratarse de “piezas de museo”. En el MoMA conversarán con otras piezas de primer nivel —entre otras esos Mondrian que fueron esenciales para el desarrollo del arte venezolano y brasileño— y se contarán historias diferentes de las consuetudinarias. Las diferentes modernidades pueden y deben encontrarse en las salas del museo y no en el pasillo cerca del guardarropa.