Chillida, el legado de un genio que nunca muere

Aunque el Museo Chillida Leku permanece cerrado al público desde hace seis años, la obra del escultor vasco se sigue exponiendo por todo el mundo. Desde Estados Unidos hasta Corea del Sur pasando por Polonia. El trabajo del escultor vasco que murió en 2002 aún atrae adeptos. Lo cuenta a FS su hijo Ignacio, también artista y responsable de la colección de la familia Chillida.

Junto a la entrada del antiguo caserío de Zabalaga, en las inmediaciones de Hernani, hay una monumental pieza del escultor vasco que llama la atención no sólo por su gran tamaño: 27 toneladas, nueve metros de altura. Poesía, espacio, vacío y silencio se concentran en ella y reciben al visitante del Chillida Leku. La obra tiene un título que resulta particularmente premonitorio: Buscando la luz. Tras años de negociaciones, y cuando todo parecía indicar que uno de los rincones artísticos más bellos e interesantes de España volvería a abrir sus puertas al público, la solución parece de nuevo lejana. El último capítulo de esta historia se produjo hace tan sólo unas semanas, cuando la Diputación de Guipúzcoa abandonó la negociación con el Gobierno vasco y los herederos del legado del artista alegando razones presupuestarias que hacían inviable, por su parte, la adquisición del emblemático espacio. Ignacio Chillida (San Sebastián, 1957), uno de los hijos del escultor, se remite al comunicado que la familia emitió tras la inesperada espantada de la diputación foral: respeto a la decisión de las autoridades y reiteración «de nuestro compromiso con la obra de Chillida».

De nuevo un impasse. Y llega, además, en plena celebración de la capitalidad cultural europea de San Sebastián. Si se repasan las hemerotecas, se observa que precisamente la reapertura del Chillida Leku, tras seis años de cierre, iba a ser uno de los platos fuertes de la celebración. No ha podido ser. Al menos por el momento. «Chillida seguirá siendo Chillida y Chillida Leku seguirá estando aquí, abierto para todo el que muestre interés en ir a verlo», añade su hijo Ignacio. En lo que va de 2016, al menos 6.000 personas han visitado el que fuera el sueño del autor de El Peine del Viento, por fin reabierto, este sí, tras un año de cierre. En el recinto se han celebrado numerosas actividades, desde cursos de verano universitarios, hasta conciertos y un reciente homenaje a Lorca. Meses pasados reunió a especialistas internacionales para abordar precisamente la gestión de museos y espacios culturales.

Conjunto de obras de Chillida, que viajan por todo el mundo desde Estados UNidos a Corea. ÁLVARO FELGUEROSO

-¿Y qué opinan los expertos en la materia sobre el hecho de que el Chillida Leku permanezca cerrado?

-Pues qué van a opinar, que es una barbaridad. Es una estupidez, pero las cosas no salen siempre como debieran. Pero como le digo, aunque sigue cerrado, sigue abierto. Todo aquel que muestre interés en ir a visitarlo, puede hacerlo si se pone en contacto con nosotros. En todo caso, es un tema mucho más complejo de lo que la gente se piensa. No es una cuestión de un gobierno o de otro gobierno, de una institución o de otra, ni de una cantidad u otra. Es un tema más complicado, tanto para ellos como para nosotros. En estos años, creo que todos hemos puesto mucho de nuestra parte. Es un tema complejo, muy complejo, y lo que tenemos entre manos no es cualquier cosa.

-Sin embargo, a veces se escucha, en relación con este asunto, que la familia ha sido un poco inflexible en estos años de conversaciones y negociaciones. ¿Qué opinión le merece a usted este comentario?

-De inflexibles nada, sólo que en ciertas cosas no tenemos margen de maniobra. Defendemos la obra de nuestro padre, y a este respecto, los baremos de responsabilidad no son flexibles, claro que no lo son y esto todo el mundo debería entenderlo. Es una cuestión de responsabilidad con su legado, de coherencia. Si esta exigencia alguien la entiende como inflexibilidad, pues entonces somos inflexibles, y no lo somos por deporte, sino porque no permitiremos que nadie juegue con la obra de Chillida, con su persona o con su pensamiento. Algunos lo pueden llamar inflexibilidad, nosotros coherencia.

Obras del escultor español que se pudieron ver en la Galería Cayón de Madrid. A la izquierda, la escultura de hierro Gure Aitaren Etxea (II versión VII) , de 1987. A la derecha, Elogio del vacio I de hierro, datada de 1975. ÁLVARO FELGUEROSO

Un lugar único

Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) adquirió la finca de Zabalaga en 1983 y fue inaugurada el 16 de septiembre de 2000. Su sueño era que la mayor parte de su obra no se dispersara. Sus jardines, especialmente hermosos, acogen nada menos que 40 esculturas de diferente tamaño. En ellos están enterrados el artista y su mujer. El 31 de diciembre de 2010 cerró sus puertas por problemas financieros. Fin de la utopía. Por el momento. Y pese a que el futuro del buque insignia del escultor cae de nuevo en un impasse, buscando la luz, 2016 está siendo un año interesante y fructífero para su obra. Paradojas del destino, una exposición de Chillida abrió el pasado mes de enero la actividad artística de la ciudad polaca de Wroclaw, que comparte con San Sebastián la capitalidad cultural europea. «Ha sido un proyecto complejo y muy interesante en torno a la música y las esculturas de mi padre, un enfoque novedoso en un espacio que planteó muchos retos pero que ha constituido todo un éxito», prosigue Ignacio.

Escultura de bronce, Forma, del artista Chillida, de 1948. ÁLVARO FELGUEROSO

-¿Cuántas exposiciones realizan más o menos cada año?

-Unas tres o cuatro. Nos llegan constantemente todo tipo de peticiones, pero naturalmente las estudiamos con detenimiento y colaboramos en las que nos parecen más interesantes o puedan realizar alguna aportación de relevancia. La ventaja es que somos muy rápidos y flexibles, no tenemos que someternos a las burocracias que sufren otros museos.

-Pese a las dimensiones de algunas obras, han estado tanto en Estados Unidos como en Asia en los últimos tiempos. ¿Cómo valora estas muestras internacionales recientes?

Pilar Ordovás [galerista afincada en Londres] nos propuso realizar la gira por Estados Unidos y nos pareció una idea muy interesante, hacía falta que se viera obra de mi padre de gran tamaño en el país, pues había pasado mucho tiempo desde la última gran exposición. El asunto del mercado es importante, para nosotros también naturalmente, y se han vendido algunas esculturas, pero nos parecía más importante que las nuevas generaciones tuvieran contacto con el trabajo de Chillida. Ha sido un gran esfuerzo y parte de las piezas siguen todavía allí. Respecto a Corea, ha sido otro de los grandes éxitos internacionales. La familia propietaria de Samsung es una gran admiradora de la obra de mi padre y ha realizado cinco exposiciones durante un periodo de cinco meses en diferentes puntos del país, con una acogida excelente y unos montajes extraordinarios.

visto en expansion.com

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